miércoles, 15 de agosto de 2012

Día 21: El día después


13 de agosto


La imagen de Marciac hoy, es la del día después de una gran fiesta.
 Todo está en calma pero con un aire decadente, una imagen de lo que fue y ya no es, un descenso en picado de la actividad, que encoge el corazón. 
Es como si las historias vividas en éstos días se borraran, como si ya no quedara nada, y las gentes partieran sin dejar rastro, sólo pequeños momentos grabados en las memorias de cada uno, que a buen seguro nunca volverán, y  que inevitablemente darán paso a otros diferentes.
Camiones enormes salen cargados hasta los topes de las inmediaciones del Chapiteau, levantando polvo, pasan por nuestra curva y se llevan nuestros recuerdos, todo se desmonta, todo acaba.

Ayer ya no hubo conciertos en el Chapiteau, aunque la plaza del pueblo sigue montada y activa. Comienza nuestra labor de desmontaje. Primero la gran tienda del camping donde a su vez estaban las nuestras. Ha habido que desmontar primero nuestras tiendas y las hemos puesto en otro sitio a la sombra, puesto que el camping de voluntarios comienza a vaciarse, es desolador…
Más tarde, después de comer, desmontaje de la gran tienda-terraza del chalet. Eso ha sido más duro, al sol. Y luego… una ducha en el camping sin gente, sin hacer cola.


Hemos cenado en el chalet, y luego por fin a la plaza sin presiones, sin horario.
Nos hemos metido en las arcadas de la plaza al oir flamenco, Simón y yo corriendo como locos a ver dónde era, y en efecto, un grupo flamenco tocando en un bar, así que la primera copa ha sido allí. La segunda copa, un Daikiri, bastante malo, por cierto, pero la música era my animada y entre nosotros había buen ambiente. También un "barbe à papa" (algodón de azúcar) ha hecho acto de presencia esta noche.No estábamos todos, pero  ha sido estupendo. Lo último, al sonido de un grupo de jazz, tocando rock, nos hemos puesto a bailar en plena calle ¡qué divertido!

Intento vivir intensamente lo últimos momentos, captarlos y agarrarlos fuerte. No quiero seguir como hasta ahora, esperando que  aparezcan, quiero buscarlos, aunque sé que no siempre aparecen cuando uno quiere, tengo ganas de vivir a tope cada simple cosa, y esto será mi trampolín. Pareciera que acabo de descubrir la vida con casi 40 tacos, pues sí ¿y qué pasa? Más vale tarde que nunca, ¿no?. Bueno, hablando en plata, éste viaje me ha vuelto del revés, eso es todo.

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