30 de Julio
Esta mañana el calor nos ha despertado. El sol da
directamente en el camping, no hay ni una sombra, y nosotros, somos afortunados
porque tenemos las tiendas bajo una carpa, pero aún así, a las diez de la
mañana ya no se puede aguantar.
Así que, como ayer el concierto terminó antes, no nos ha
dado tanta pereza levantarnos.
El desayuno es en el camping, en un pequeño comedor
habilitado para ello, y claro, como no podía ser de otra manera en Francia, no
falta una pieza de “viennoiserie” con el café, es decir, un croissant, una
napolitana de chocolate, cada día cambia, además de mantequilla y mermelada….el problema es que
luego, a las 13 horas….¿quién tiene ganas de comerse un plato de col y una
salchicha? Eso es lo que llevo peor, luego, te quedas a copas hasta las 8 de la
tarde y te desesperas de hambre….pero ya lo dice el dicho “allá donde fueres,
haz lo que vieres”, no queda otra, pero eso sí, siempre con alegría y entusiasmo.
El concierto terminó ayer antes de las 12 de la noche, creo
que va a ser el único día en todo el festival que estaremos en el saco a la una
de la madrugada, y la razón, fue el señor Sonny Rollins, que con 82 años toca el saxofón como
los ángeles, ¡qué maravilla!. El artista, según nos explicaron, no quería
compartir cartel con nadie, quería ser el único que tocara ésa noche, y por lo
visto costó una millonada traerlo, pero lo valió. Teniendo serias dificultades
incluso para andar, estuvo en el escenario más de dos horas. La música era muy
agradable, fácil de escuchar y podías dejarte llevar por ella fácilmente.
Y es que ayer sólo tuve que acompañar hasta su asiento a una
señora que tenía problemas en un brazo, y después fui libre durante todo el
concierto.
Es verdad que durante el descanso, la gente a la que
acompañamos te da conversación, te preguntan si te ha gustado el concierto,
etc…tienen ganas de hablar, y además saben mucho de jazz y te explican cosas.
Supongo que para ellos, son pocas las ocasiones en las que pueden relacionarse,
a causa de la minusvalía, que les aparta inevitablemente del resto del mundo.
¡Qué valor tienen, los admiro! No les da pereza en absoluto coger su coche
adaptado, viajar 50
kilómetros y venir a los conciertos.
Ayer hablaba con un señor de mediana edad, en silla
eléctrica, con pelo cano y coleta, collares hippies, vaqueros pitillo y botas
de puntera. Su aspecto era realmente cuidado. Me explicó que fué viajando por
España cuando tuvo el accidente, y no ha vuelto. Totalmente autónomo y con una
vida detrás. Me hubiera encantado que me contara más cosas, pero preferí ser
discreta, de hecho todo lo que me contó fue por voluntad propia. Ellos también
quieren saber qué haces aquí, por qué has venido, etc…y yo les explico lo
justo, aquí no hay obligación de contar ni siquiera la verdad, nadie te conoce,
y aunque hay gente que viene repetidas veces, hay otros a quienes no volverás a
ver.
Nunca te encargas de la misma persona aunque venga varios
días seguidos, eso está bien, así conoces a más gente y no te acostumbras a
nadie, la rutina no se establece.
Aproximadamente a las 8 de la tarde comienza nuestro
trabajo. La gente que ha pedido con antelación nuestros servicios comienza a
llegar la nuestra base o “chalet”, como le llaman aquí, la casita- bar de maderita que se ve en la foto, es en realidad nuestra recepción. Y allí esperan
tomando algo en la pequeña terraza que hemos instalado, a que se haga la hora
del concierto. Estamos a la entrada del gran recinto de conciertos o
“Chapiteau”, y también a la entrada del parking, así que dejamos acceder o no a
los coches de minusválidos si muestran su tarjeta de minusvalía. Siempre hay
gente que intenta colártela para entrar con el coche.
Luego, cuando quedan 20 minutos para que empiece el
concierto, llevamos a los “fesivaliers” al recinto y los colocamos en una zona específicamente
reservada para las sillas de ruedas en la parte de delante, y desde ahí….¡a
disfrutar!
Este trabajo tiene su doble cara. Por un lado sientes que la
gente necesita tu compañía, y tienes ganas de ofrecérsela desde lo más profundo
de tu corazón; por otra, sientes compasión por ellos, y a la vez admiración por
su fortaleza.
Nadie estamos a
salvo, qué afortunados somos de estar bien. Es a través de una experiencia tan
al límite como la de quedarse impedido, como algunas personas conectan con su
ser más profundo, porque se tornan vulnerables, y es seguramente de ésa manera
como consiguen alinearse en su interior. Todo eso te llega, conecta con algún
lugar dentro de ti, que te agita, y te dice que te mantengas despierto, que no
hay tiempo que perder en lo que no vale la pena.
Presente, siempre presente….ahora.
Vaya vaya vaya que bien te leo, me alegro que la decisión que tomaste fuera acertada y de gran tino. Me da la sensación que este verano va asee inolvidable.
ResponderEliminarIntentare ir a finales de mes. Además por lo que veo estas en lastrada y en el bar, fantástico
Pássatrlo bien